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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Préstamo optimista

Comparto aquí una imagen ad hoc a la temática del blog. Espero que les guste.
Fuente: http://memerias.com/wp-content/uploads/2013/11/La-respuesta-est%C3%A1-en-tu-Coraz%C3%B3n.jpg


lunes, 16 de septiembre de 2013

Nietzsche "transmorfado"

Un alumno me explica en un examen la gran impresión que le causaron las "Metaformocis de Nietche"

(El error en el nombre del buen Friedrich se lo perdono. Yo siempre lo escribo lento y con cuidadito. Pero MetaFormoCis, es una aventura completamente nueva")

Cáncer liberado




En un examen un alumno afirma con toda seguridad que existe una "libertad oncológica" (¿Acaso quiso decir ontológica?)

Monacato de avanzada

Oído en clase:

Comentando una lectura de E.N. Williams "Francia: Luis XIV y la fundación del Antiguo Régimen" se explican dos posturas políticas en torno a Roma. El ultramontanismo y el galicanismo.

Una alumna hace la exposición del tema afirmando que el Rey Luis XIV apoyaba a los "Ultramonjes"

miércoles, 22 de mayo de 2013

La razón limitada

Afirma un alumno que "La época del romanticismo critica a la industrialización, al capitalismo y al racionamiento"

Acaso la razón es tan limitada que apenas toca una ración por persona...

Enfrentación




¿Te disgusta la confrontación? ¿Temes al enfrentamiento? Según un alumno la opción es la "Enfrentación" con lo mejor de ambos mundos.


Metonimia histórica

"Algunos siglos después, ya terminada la Revolución Francesa, llega la Ilustración" (Cita textual de un examen)

El efecto antes de la causa.

Empirismo dislocado

Afirma un alumno categóricamente que John Locke nació en Amsterdam.

¿Qué dirán en Somerset, Inglaterra? Ahora el empirismo ya no es tan inglés como se creía...

lunes, 20 de mayo de 2013

SABIDURÍA ECONÓMICA



En una evaluación sobre la economía de los fisiócratas un alumno sabiamente afirmó:
"Lazy is fair" en lugar de Laissez Faire.


No pude menos que estar de acuerdo con él.

lunes, 15 de abril de 2013

Una reflexión de mi tiempo en Navarra


El texto que comparto a continuación lo escribí para una revista estudiantil de la Universidad de Navarra y data, probablemente, del 2003.



Los exámenes: una batalla para cada invierno 
Cuando era pequeña y jugaba con mis amigos, no faltaba el listillo que pasaba del juego diciendo que allí no había policías ni ladrones, sino niños correteándose. Quizá fuera antipático, pero no arruinaba el juego. El verdadero aguafiestas era uno que entraba como obligado. Hasta las ganas se le quitaban a una de perseguirle si era ladrón porque se dejaba coger a la primera, o de huir de él, porque no te perseguía. Estaba en el juego como sin estarlo. Entonces otro chico le reñía, le recordaba de qué iba el juego y le decía que si no jugaba bien y en serio, mejor se fuera.
Jugar en serio. ¡Vaya cosa y qué cierta! Porque la vida está llena de juegos y no son sólo los niños los que participan. Estas últimas semanas, la vida universitaria cambia completamente de ritmo. Las aulas están silenciosas. Los alumnos se congregan más de lo normal en la biblioteca. Basta un poco de empatía para sentir la tensión en el ambiente del vestíbulo, casi tan densa como el humo del tabaco. Alumnos y profesores están a prueba. Es el momento de saldar cuentas y ha comenzado el ritual.Es admirable el modo automático en que cada personaje toma su lugar en esta batalla semestral. Los alumnos se hacen de todo tipo de estrategias —lícitas e ilícitas— para vencer en el enfrentamiento con su rival y archienemigo, el profesor. Lo divertido es que los profesores tampoco lo tienen fácil, pues preparar un examen es, en el fondo, conseguir poner a prueba a los genios estrategas, dispuestos a todo, y deben luego detectar, con una capacidad analítica casi forense, las batallas limpias de los juegos sucios, para dar al final un veredicto justo.
La ley tácita de este ritual es el saber. Enseñar y aprender. Solo unos cuantos sensatos mantienen esa conciencia pero no deben decirlo, so pena de arruinar el espíritu del juego, porque el reto de vencer en los exámenes es la sal y la pimienta de estas cuatro semanas.En toda esta épica universitaria me inquieta la actitud con la que muchos entran al juego. Ayer, hablando con un amigo, me ha dicho que esperaba obtener un 7 en una materia que, desde luego, era tan fácil como difícil. Podría haber admirado su sensatez y considerar que esta batalla es global: los alumnos deben tener en cuenta un amplio espectro que va de los créditos del semestre a la planeación de su licenciatura completa. Lo que ocurre es que el hipotético 7 de mi amigo me sabía más a abandono, y las guerras que se enfrentan con desgano están perdidas de antemano, ni caso tiene pelearlas, igual que no sentía ganas de jugar con aquel amigo que no perseguía como policía, ni huía como ladrón.Desde luego, no me interesa ver sobresalientes y matrículas ambulantes, pero qué poco arriesgan las personas últimamente. Hace falta detenerse para recordarles eso que no hace falta decir cuando se juega: que el juego está dispuesto para que todos ganen, y de todas todas, con el esfuerzo, con la disposición, con la preparación. Y los que suelen ganar son los alumnos. Son muy pocos —lo creo así— los profesores que salen satisfechos con el fajo de suspensos bajo el brazo. Pido disculpas a los que todavía juegan el juego en serio por romper la ficción y poner los objetivos en evidencia, pero ya veis que hace falta recordar las reglas a quienes han olvidado en qué aventura se encuentran.
Cecilia Sabido